Casa Museo

Por: Jorge Eliécer Sánchez

Buenas tardes; Bienvenidos yumbeños raizales y los que por adopción se sienten yumbeños, porque se bañaron en el charco de los “PAILONES”, los que cogieron y comieron arrayanes, los que le dieron vueltas y más vueltas al parque Belalcázar persiguiendo a una linda chica para conquistar su amor, los que aplanaron las tapas de gaseosas en los rieles del tren que pasaba diariamente por la estación, los que echaron paso en la Tropicana, El Club Social, Los Cangrejos, Belalcázar, El Sicodélico, La Oficina, El Marabú, los que jugaron “picaos o recochas”, en la planeta, en “cien palo”, los que recibieron el Santo Peregrino procedente de Buenaventura, en la Estación del Ferrocarril, los que se alimentaron con la sopa de tortilla, carantanta y cuscús, los que aprovecharon el descuido de las “Quinteros” para hurtar su exquisito pan, los que saborearon la polvorosa “chancarina”, elaborada de maíz y por muchos agradables motivos, a todos ellos le damos la bienvenida a este espacio de encuentro con la cultura y la historia de nuestro municipio.

 

Quiero compartir con ustedes la historia de esta casa, que desde hoy albergará para el beneplácito de los yumbeños, turistas y visitantes al Museo San Sebastián.  Esta casa hace parte de las cien casas inscritas en el catastro de 1912, con 45 de teja de barro, y 55 de techo de palmicha, con un costo de $400 cada una, por tener paredes de adobe, pues las demás eran de bahareque o de barro embutido, las casas de techo de palmicha fueron desapareciendo en la década de los años 70, por su alto riesgo de incendiarse fácilmente aún en  nuestro municipio quedan algunas de ellas y otras han sido destruidas sin respetar el patrimonio arquitectónico del municipio, como fue el caso de la escuela Antonia Santos, con más de 70 años de haber sido construida.

 

En el terreno que hoy nos encontramos perteneció al señor Aníbal Zúñiga y su señora Victoria Velasco Sánchez, quienes tenían varias fincas al lado del río Cauca. Su descendencia fue: Cecilia, Tulia, Agustina, Ana Joaquina y Victoria. Cecilia y Ana Joaquina ingresaron a la vida religiosa y pertenecieron a la congregación de las hermanas de San José en Cali. La señora Victoria fue propietaria de la casa que existió entre la iglesia y la casa cural, algunas veces albergaba a los sacerdotes que llegaban a Yumbo a ejercer su misión pastoral.

 

Esta casa aún conserva en su parte frontal, paredes de adobe y teja de barro, contaba con una “puerta de golpe”, por donde entraban los caballos del señor Aníbal, un zaguán que daba acceso a la vivienda, esta tenía tres aposentos, sala y cocina, corredores amplios, jardines y árboles frutales como los que están a nuestro alrededor, un hermoso y frondoso árbol de mango, mamoncillo y aguacate, además la infaltable huerta casera con cultivos de plantas medicinales, como el sauco, el paico, la ruda, entre otros.

 

Por la década de los años 30 la casa la heredó la señora Carmen Tulia Zúñiga, quien contrajo matrimonio con don Pablo López, de muy grata recordación, pues fue el primer operador de la planta que suministró “energía al municipio”, fueron sus padres Miguel López y María Rebolledo,  sus hijos: Rosa, Pablo y Rafael, este último lo apodaban el “Mono Llorón”, propietario de un pequeño camión con el cual se “Ganaba la vida”. En esta casa también se albergaba los peregrinos.

 

Del matrimonio del Joven Pablo y la señorita Carmen Tulia Zúñiga nacieron: Pablo, Ana Cecilia, Carmen Helena y José Aníbal López Zúñiga. El señor  Pablo López hace parte de la historia del teatro Belalcázar, ya que él era la persona que operaba una planta eléctrica que quedaba en la parte de atrás del recordado teatro en terrenos de su propiedad, pues para proyectar la función de la nocturna se debía poner en funcionamiento, porque el horario de energía del pueblo era hasta las 9 pm.

 

El señor José Aníbal López al morir sus padres y al quedarse la propiedad para sus hijos, él y su señora Floralba Sánchez Páez, compran los derechos de la propiedad, quedando como únicos propietarios, quienes remodelan parte de la construcción antigua, conservando la parte frontal y el patio donde hoy nos encontramos.

 

El señor José Aníbal López y su señora Floralba Sánchez facilitaron el anhelado sueño de los esposos Cortázar Valencia fundadores y propietarios del museo San Sebastián quienes lucharon por muchos años hasta obtener una sede propia y fue así que se dio la adquisición de esta casa constituyéndose como un legado para la historia y la cultura del pueblo yumbeño.

 

Ustedes y yo hemos recorrido tiempos idos, ahora entremos a este lugar de la cultura en donde los recuerdos y las anécdotas están representados en cada uno de los objetos, pinturas, fotografías que nos remontan a un pasado, nos traen un presente y nos animan a vivir un futuro mejor. El museo es un legado cultural que le dejamos a las próximas generaciones por eso debemos de defenderlo y conservarlo como un valioso tesoro de nuestra historia y patrimonio recordemos:

 ¡Un pueblo que no conoce su historia, no puede comprender el presente, ni construir su futuro!

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