Enriqueta nació en la esquina de la carrera 3 norte con calle 10, antigua casa de barro y esterilla No. 10-03 del barrio Lleras Camargo, el 04 de febrero de 1919.
Primogénita en el seno de una familia numerosa formada por Miguel Becerra Salas y María Lenos Rojas, de quienes, con su ejemplo de integridad física y moral.
Se le facilitó ser desde muy niña, persona con el alma y el corazón dispuestos a servir a todos sin ningún tipo de discriminación.
Realizó sus estudios completos de primaria en la escuela Antonia Santos.
Su niñez y adolescencia transcurrieron en los ámbitos local y familiar, colaborando siempre con Fray Alfonso de la Concepción Peña en los proyectos impulsando por él en pro del desarrollo del municipio y en las actividades propias de su entorno hogareño.
En su juventud, estuvo vinculada laboralmente durante dos años a la empresa Medias Mariela, en la ciudad de Cali.
A la edad de 27 años, el 20 de julio del año 1946, en la iglesia San Nicolas de Tolentino, contrajo matrimonio con Hernando Tello Moreno, oriundo del municipio de Dagua, llegado a Yumbo en 1940 como trabajador del Ferrocarril del Pacifico.
Madre de diez hijos: Guillermo Leon, Consuelo, Amparo Inés, Hernando Ángel, Carlos Arturo, Lucy, Guillermo Leon II, lucero, Ana Cecilia y Gloria.
A pesar de las difíciles condiciones económicas de aquellos años, su empeño y energías estuvieron puestos siempre en la preparación académica de todos ellos.
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Todo por su familia
«Sacarlos adelante» fue el objetivo de su vida y la manera de trascender su existencia.
También fue este, finalmente, su aporte a la sociedad yumbeña: dejar continuadores de su ejemplo en las instancias de participación ciudadana, en la vida de su municipio, rectitud, honradez, constancia, respeto y solidaridad con quien la necesita.
Testigo y parte de una comunidad que ha disfrutado de triunfos y fracasos, ascensos, declives, de grandes logros y profundas decepciones. Enamorada de la vida, alma joven.
Negada para dejar algo para el siguiente día. Ruda en el trabajo, tierna en la amistad.
Inigualable confidente y consejera. Enriquecedora de joven con su experiencia.
Su casa, cobijo de todos. Su confianza siempre en Dios.
«Semilla perenne en cada uno de nosotros y en quienes la han conocido de cerca. Cien años de existencia.
¡Oh lampara de tiempo que ha iluminado nuestras vidas!
Texto original: Guillermo Tello Becerra.
Tomado del libro: Yumbo y sus Matronas del Museo San Sebastián de Yumbo.