
A través del proyecto “Abuelas, conocimientos y prácticas del cuidado” se revelaron detalles de la infancia de muchas mujeres a comienzos y mediados del siglo XX.
El Museo San Sebastián de Yumbo efectuó varias entrevistas a Gloria Yudy Torres, Myrian Velasco Torres, Argelia Fajardo, Luz María Tenorio Ramírez, Licenia Varona, Ana Celida Valencia Redondo, Soledad Oviedo, Ligia Sepúlveda, Carmen Emilia Nieva, Maricel Chamorro.
Ellas contaron varios hechos anecdóticos del cómo eran los juegos hace aproximadamente 70 años.
“Los juegos que nos enseñaban eran las rondas, canciones, con ruedas de las llantas, a las bolas y las niñas a las muñecas donde hacíamos de mamá».
Igual Contaba una de las abuelas que «cerca de la casa, había una loma donde cogíamos costales y nos tirábamos, estos juegos los hacíamos casi siempre en familia y de esta forma la familia se mantenía unida y compartíamos mucho”.
¿Las abuelas jugaban con sus nietas?
“Nosotros jugábamos con mi madre, ya que ella bajita y gordita, ella nos cogía y era la que nos guiaba en los juegos, ella nos enseñaba cantos muy lindo como de las madres ella nos arrullaba con sus cantos: arrurú mi niño arrurú se va«.
También, «jugábamos a la lleva, ella le pega al uno, luego al otro; también al escondite, la rayuela y pasábamos tan rico, una infancia tan hermosa, en la finca nosotros con mis padres».,
Igual recuerda una de las abuelas que de los cuentos como rin rin renacuajo, nos pasábamos cantando y jugando por los caminos de la finca, también jugábamos al sun sun de la calavera, al que se duerma le pego una pela.
Otra era que hacíamos dos filas y comenzábamos que pase el rey que no ha de pasar, el hijo del conde se ha de quedar y le daban un coscorrón al último que pasara. ¡ay! Que tiempos tan lindos, eso ya no se ve”, manifestó una de las entrevistadas.
Los juegos
Para muchas, las madres no tenían tiempo suficiente para jugar con sus hijas, sus abuelas, en algunas ocasiones se dedicaban a esas actividades, “mi madre siempre estuvo trabajando y no sacaba tiempo para enseñarnos juegos”.
“Entre los juegos estaban el cargar al bebe y hacerlo brincar en las rodillas, como si saltara, se sentaban las abuelas en las mecedoras para que el niño se durmiera y le cantaban rondas y arrullos acompañadas de sonajeros.
Entre los cantos estaban, señora Santana, rin rin renacuajo, pin pon, zapatos de cartón, pinocho, tengo una vaca lechera”.
Una de las participantes explicó en detalle los cantos de la época, “yo me acuerdo muy claro que mi abuela nos cantaba una canción que era de los cinco negritos y nos colocaban a aplaudir para poder cogerle como el ritmo.
«Eramos varios hermanos entonces se veía muy bonito cantando todos juntos era por ejemplo “estos eran unos negritos que todos cinco tocamos, pachi pa’ cha seño poque mi amo me va vende e pero porque, no sabe ni la e, vamos a ve vamos a ve”.
Esa era una de las canciones que mi abuela nos cantaba y que realmente se me quedo gravada, otra de las cosas era que mi mamá nos cantaba los pollitos dicen pio pio que es muy famosa.
Entre todos nosotros pero eso era como decir uno hacer una fiesta porque todos la cantábamos y éramos bastantes hermanos.
Mi mamá tuvo 17 hijos, era una cantidad de muchachos pero yo le doy gracias a Dios que nos enseñaron a ser muy unidos y cantábamos rondas, por ejemplo matarile, la cazuela todo esto era de canatos en la casa”.
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Además, manifestaron que se empleaban instrumentos para acompañar las canciones de la época.
“Aprendíamos a similar que se utilizaba una guitarra y eso era algo armónico que daba gusto escuchar, en la canción de los cinco negritos también se veía la vocalización de las vocales».
Son palabras que a uno se le quedaban y se aprendía a vocalizar, creo que mi abuela hizo una gran labor y uno aprendió mucho a través de ella.
El legado que dejaron realmente ahora no mucho se ve, pero aun alguna de nosotras abuelas le cantamos a nuestros nietos yo le canto una que dice “Allá tras del monte se fue la paloma y en el horizonte cuando más se asoma a a a.. duérmete niño que tengo que hacer “.
Estas son canciones que yo le canto a mi nieto y le canto la de perico es un muñeco chiquito y juguetón y con el hago las figuras en la cara tocándome con mis manos y él ya hace la figura y si yo aplaudo él también aplaude entonces es lo que uno va dejando a los nietos”.
“Los cantos que utilizaba mi madre eran principalmente para hacer dormir al niño, y que estuviese entretenido mientras la madre hacia algún oficio y no se podía ocupar del bebe”, puntualizó.