La historia del Cristo Peregrino

Cristo peregrino

La historia basada en María Cruz Rengifo

A lo lejos se escuchaba los cohetes y la banda municipal de Buenaventura que interpretaba música del litoral pacífico.

En la Estación del Ferrocarril de Yumbo se esperaba la comitiva de doña María de la Cruz Rengifo que venía con el Santo Peregrino, para iniciar la solemne procesión.

Nuestra historia comienza a finales de 1940, cuando doña María Rengifo en común acuerdo con su esposo un reconocido comerciante nariñense, que era conocedor de la calidad de trabajo del prestigioso arte quiteño, emprendió viaje en barco, hacia tierras ecuatorianas donde adquirió la imagen del Cristo.

Dicha imagen fue elaborada por grandes artesanos en el año de 1752, fecha que aparece acuñada en una pequeña placa que se encuentra en la parte de atrás de la sagrada imagen.

Doña María Cruz y su esposo emprendieron el viaje de regreso en barco desde el Puerto de Guayaquil hasta el puerto de Buenaventura.

Fue un largo y tortuoso viaje, en el que más de una vez, las fuertes tormentas amenazaban con hundir el buque.

Los asustados pasajeros y el personal de tripulación pedían con mucha fe a la imagen su protección, en efecto después de pasar el susto todo volvió a su normalidad y el barco logró llegar a su destino.

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Llegada a Yumbo

En agradecimiento por el milagro que le hizo el señor del Buen Consuelo, al no perder su pierna de ser amputada, doña María contrataba, cada año, cinco vagones del tren y salía hacia Yumbo con un grupo de feligreses.

Cuando el tren asomaba por la parte alta de la cordillera y la locomotora de carbón la envolvía con su humo negro, los yumbeños la alcanzaban a ver en la distancia.

Todos comenzaban a saltar. La gente se abrazaba y a lo lejos, cerca del primer túnel, se escuchaba los cohetes que eran quemados desde la locomotora, divisándose las banderas de Yumbo, de Colombia y del municipio de Buenaventura.

La gente se asomaba por la ventanilla, levantado sus manos. Los músicos interpretaban aires colombianos, el tren hacía sonar su estrepitoso pito y la campana de la Estación repicaba insistentemente anunciando que se acercaba a su destino final.

En la Estación de Yumbo, el pueblo se había concentrado y las bandas de Candelaria y de Yumbo, bajo la dirección del maestro Adelmo Rusca, junto a las bandas de guerra de algunas escuelas comenzaba el homenaje y el recibimiento. Se iniciaba la solemne procesión que recorría las calles adornadas con flores, festones y arcos, dándole la bienvenida a la sagrada imagen que terminaba en el parque Belalcázar.

Por voluntad expresa de la señora María Cruz, el Santo Peregrino, patrimonio religioso del pueblo yumbeño, fue cedida a los señores Julio César y Manuel Vicente Polanco. Actualmente, es conservada por sus hijos con mucha fe, amor y devoción. Allí llegan peregrinos y devotos a orar.

Texto original: Libro Matronas del Museo San Sebastián de Yumbo.

 
 

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